Al hablar de la obsolescencia programada es casi imposible no pensar en el consumo y el consumismo. A pesar de ser muchas veces confundidos, el consumo es vital para todos los seres humanos ya que simplemente se trata de la satisfacción de las necesidades básicas a través de los recursos naturales. Por otro lado, el consumismo es el exceso de la satisfacción, comprar por comprar. Esta cultura se empezó a desarrollar a la par de la obsolescencia programada obligatoria, que fue instalada con el objetivo de hacer frente a la crisis económica. Es decir, si los objetos que la gente compraba eran intencionalmente de menor calidad y duraban un período corto de tiempo, en algún momento iban a tener que comprarlos otra vez, toda la gente comprando más y más iba a mantener la industria en producción y así remontaría la economía.
A pesar de ser visto como la raíz del crecimiento económico, el consumismo causa un grave impacto cada vez más visible y peor. Dos claros ejemplos del impacto que se genera a nivel tanto ambiental como social son los casos de Agbogbloshie en Ghana y la Isla de las Flores en Brasil. El primer lugar es una localidad del país africano al que van a parar desechos electrónicos provenientes del primer mundo, los cuales, al haber un tratado internacional que prohíbe la importación de residuos, son falsamente declarados como productos de segunda mano. En el documental se destaca como antes había un río allí, donde los niños jugaban, que en cuestión de años se transformó en nada más que un basurero, desapareciendo a su vez toda la fauna y flora autóctona de ese ecosistema. La Isla de las Flores se encuentra en Porto Alegre, donde abunda la basura proveniente de la ciudad, hay cerdos y gente pobre. Ninguno de estos dos casos es aislado, ya que no es nada nuevo que todo aquello que descartamos, de lo que nos olvidamos que alguna vez lo compramos o que incluso existió, no desaparece mágicamente del planeta, es enviado y acumulado en lugares que para nosotros son remotos, habitados por gente que no tiene recursos suficientes para satisfacer sus necesidades. Estos seres humanos no solo tienen que vivir entre toneladas de basura, sino que además deben revolver entre ella para poder encontrar algo de alimento o metales por los que pueden llegar a recibir algo de dinero. Resumidamente, todos nuestros desechos, los cuales cada vez aumentan más por culpa del consumismo, terminan en comunidades pobres, contaminando así ecosistemas y obligando a sus habitantes a vivir entre todo aquello que ya pasó a sernos inútil.
La obsolescencia programada es un hecho que se viene dando desde los años 30, por lo que también dio tiempo a que se desarrollaran proyectos sustentables para frenarla. Una forma de contrarrestar la cantidad de basura generada que luego es acumulada es imitar el ciclo natural, el cual solo produce nutrientes que sirven para otros organismos. Para lograrlo, se debe rediseñar el proceso de producción y los materiales utilizados, empleando el uso de materiales biodegradables. Además, si se tuviera en cuenta el costo real de los recursos utilizados, del consumo de energía y del transporte de cada producto que es fabricado, los empresarios estarían incentivados a hacer productos que duren para siempre.
Finalmente, cada uno debe entender el rol que cumple en esta sociedad consumista, atada a la obsolescencia programada y ser responsable de sus actos para poder lograr un verdadero cambio, ya que es imposible si solo unos pocos se hacen cargo de los errores de toda la humanidad.
El mapa conceptual a continuación plantea la relación que existe entre la obsolescencia programada y otros conceptos charlados en clase.
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